CRÓNICA

Con una puntualidad sorprendente se abrieron las puertas de la burgalesa Estudio 27 para acoger a los cerca de 200 individuos que nos congregamos para disfrutar de una buena descarga de rock metalero. Y menos mal, porque vaya aire corría por los aledaños del estadio. Vamos al lío.

Abrieron la noche los locales Sexma, que tenían por delante una noche especial debido a que era el concierto de despedida de su guitarrista Iván Bravo. Una pena, ya que en mi opinión es el que más carisma tiene (o tenía) en la banda. Sexma ofrecieron una actuación notable, basada casi en su totalidad en su último disco, Hexanime, supieron aprovechar las virtudes de sus mejores temas y “Viento a Favor” o “Inflamable” (que contó con la colaboración de David, cantante de Antecessor) fueron de las más coreadas. No fue la única colaboración, ya que aprovecharon la ocasión para presentar a su nuevo guitarra, Edgar, que por lo que pudimos oír les puede dar un giro más heavy que no les queda nada mal.
Además, como buenas bandas amigas que son, Kantz se subió a cantar “Quien No Te Merece” como colofón a la actuación. Como digo, técnicamente el concierto fue más que correcto, sólo lastrado por un cierto estatismo encima del escenario, pero supongo que es cuestión de coger tablas y soltarse. Individualmente debo destacar el trabajazo que hace Iván Olano en la batería, contundente y preciso. No puedo sin embargo dejar de comentar cómo Igor fue quedándose sin voz a medida que se enfrentaba a los temas. Puede ser por un exceso de nervios y emoción en un día tan importante, pero mientras que la primera mitad del set la defendió correctamente, los últimos temas se convirtieron en un suplicio para él.


Tras un cambio de backline no demasiado extenso dado que había que añadir teclados y que siempre surge algún problemilla técnico, saltó al angosto escenario la banda madrileña, por la cual muchos nos habíamos desplazado hasta allí. Inexplicablemente éramos menos viendo a Tenpel que a sus predecesores… ellos se lo perdieron. Como es costumbre, el set arrancó con “Seréis Vosotros” y nuestras voces se desgañitaron desde el primer minuto inmunes al clásico desastre sonoro del primer tema. El técnico hizo de forma impecable su trabajo y ya con un buen sonido se sucedieron con rabia “La Verdadera Historia”, “Monótona Languidez” y “Kharma”.

Aprovecho la ocasión para felicitarle por el buen sonido en una sala difícil aunque acondicionada, algo que, por otro lado, no se ve muy a menudo. Y pese a que el volumen que salía del escenario era brutal e incontrolable y se pasó el concierto entero jugando al ratón y el gato con los teclados que subían y bajaban de volumen justo cuando no debían, supo darle presión, contundencia y toda la definición posible para que pudiéramos disfrutar plenamente.


La pegada de Juan desató definitivamente la tormenta cuando empezó “Pasajeros”, para luego afrontar el remanso de relativa calma de “Líquida” y una acertadísima interpretación de “Vita-cora”, que para mi gusto mejora mucho la versión de estudio. Volvieron a la carga con “Y Pide Perdón” y “Meiyo” donde el público colaboró activamente. “Espigadores” fue para mí la decepción de la noche y no supieron sacar toda la furia que contiene el tema.

 Aunque aún quedaba lo mejor. Kantz se lució durante todo el bolo, es un verdadero animal, pero en “Lobo Doméstico” estuvo excelso, llevándola a una dimensión mayor si cabe. Y a partir de ahí un final apoteósico. Rescataron “Redimelancolía” de su Areté, Despierta y acabamos de rompernos las cuerdas vocales. “Desayuno con Morgan”, mi favorita, hizo que el volumen subiera unos cuantos decibelios más aunque parecía imposible y tras volver a pedir la colaboración del público para “El Último Hombre”, se despidieron con “Pegaso” ante una sala tan entregada como ellos, con Kantz y Raúl mezclándose entre nosotros para acabar completamente afónicos. No hubo bises, ni falta que hicieron.

Pero lo mejor de Tenpel no es su rabia, ni sus canciones, ni lo bien o mal que lo hagan el día que vayas a ver cómo se comen el escenario. Lo mejor que tienen es su cercanía, su forma de transmitir y de hacerse humanos donde otros se creen dioses.

Fotos: Laura Rodríguez del Amo (www.designess.es)