CRÓNICA

El pasado domingo 14 de agosto Bad Religion volvieron a actuar en territorio español. Esta vez la afortunada ciudad fue Vigo, que acogió a la banda californiana en el contexto del festival O Marisquiño.

En primer lugar, siento el deber de destacar el enclave del concierto. Tanto por la ciudad de Vigo en general como por el auditorio de Castrelos en particular, situado al aire libre en un parque, que evoca los teatros grecorromanos, con una zona gratuita de gradas y otra de pago justo delante del escenario. Un lugar de esos donde es un lujo disfrutar de un concierto y que sonó realmente bien durante prácticamente todo el show.

Abrieron la velada los locales Saldos Arias. Hardcore melódico noventero, del de toda la vida, cantado en castellano. Su show fue más que correcto y muy entretenido; adecuado para calentar un evento de este tipo. Me imagino que habrá sido una de las mejores noches de su vida.

Pero, con todos mis respetos para los teloneros, un poco pasadas las once y media de la noche empezaban Bad Religion. Y por ellos estábamos allí. La encargada de abrir fuego fue "The resist stance" de su último "The dissent of man". La pancarta que lucía al fondo del escenario, con la portada de este disco, nos recordaba que para ellos este concierto seguía siendo de la gira de presentación y no un greatest hits de su carrera, como muchos deseábamos. Por tanto no es de extrañar que sonasen "Wrong way kids", "The devil in stitches" o "Cyanide". Y no es que considere que los últimos trabajos de Bad Religion sean flojos. Nada más lejos de la realidad. Pero cuando se quedan en el tintero auténticos himnos de su repertorio como "Modern man" o "Change of ideas" parece inevitable tener cierta sensación de decepción.

Sin embargo, viendo el vaso medio lleno, tampoco puedes evitar sentir admiración por esos señores medio calvos que tienes delante. Porque saben que gozan de uno de los repertorios más envidiables e imbatibles del punk rock, pero, seguros de sus posibilidades, evitan el camino fácil y tocan mucho de lo que ellos consideran lo mejor de sus últimos trabajos. Y lo tocan muy bien. La banda suena a horas de vuelo y a horas de ensayo. A cinco tíos que saben perfectamente lo que tienen que hacer y lo hacen con maestría. Sin caer en la autoparodia ni resultar ridículos. Porque pueden mirar a los ojos a cualquiera y decir con orgullo que ellos son los Bad Religion del 2011 y se pueden permitir lo que quieran. Y se lo permiten.

De todas formas, los que preferimos ver el concierto pagando junto al escenario sabemos que la mayor locura se desató cuando enlazaron "You", "No control", "Along the way" y "Fuck armaggedon… This is hell". Hay cosas que nunca cambian.