CRÓNICA

Download Festival Madrid 2019
Tool, Slipknot, Scorpions, Papa Roach, Amon Amarth
28 de Junio de 2019 por Jorge Azcona La Caja Mágica, Madrid 4196 lecturas

Después de un inmejorable bautismo con System Of A Down y una segunda edición demasiado marcada por la presencia de Guns N´Roses pero regalando una segunda línea espectacular, Download Festival Madrid volvía a la Caja Mágica con Slipknot y Tool como reclamos indiscutibles y el objetivo de convertirse en el festival referencia en cuanto a rock y metal de este país.




A la pobre política de comunicación que acompaña al festival a lo largo de todo el año hubo que sumar una serie de aspectos negativos en el recinto que lastraron la experiencia del espectador. La temida ausencia de césped artificial (acuciada por la ola de calor que azotó Madrid todo el fin de semana y la incomodidad que supone descansar sobre el humeante asfalto) fue tan solo la primera de varias, observando que tanto las pantallas del segundo escenario, la zona de baños principal (uno de los puntos fuertes del festival, por cierto) y la lona que separaba los escenarios principales de los secundarios para evitar solapes en el sonido también habían desaparecido misteriosamente. Todos sabemos que lo que de verdad importa es la música, pero la sensación de estar en época de recortes nos invadió a todos nada más entrar a la Caja Mágica.

Sin embargo, y aunque no sea muy popular destacar las virtudes del festival (a la cabeza en cuestión de haters), son muchas las que recordaremos cuando este ya no esté. La buena comunicación respecto a Madrid y su oferta hotelera (este año incluso con lanzaderas gratuitas a Legazpi), un nuevo sistema de pago Cashless que (contra todo pronóstico) funcionó a la perfección o su política de contratación equilibran, en cierta manera, la balanza. ¿En cuántos festivales puedes disfrutar de un cartel tan variado como este? ¿En cuáles de ellos puedes escuchar retro-wave después de haberte rendido al mainstream con Slipknot? Sin olvidarnos de una cuidada selección nacional preocupada por no repetir las mismas bandas año tras año y festival tras festival.


VIERNES 28
Otro de los rituales que ya han convertido la primera jornada del festival en tradición (larga faena laboral, duro viaje de unos 400 kilómetros y las peripecias que siempre surgen entre medias) puso a Brutus como primer objetivo real del día. Quién esté al tanto del contenido de la web ya habrá sido testigo de algunos de los elogios que hemos dedicado a los belgas (no confundir con los noruegos de mismo nombre) desde que saltaran a escena con un prometedor “Burst”. El más reciente “Nest” no solo ha confirmado estas buenas sensaciones, sino que ha situado a Brutus en el radar de aquellos que disfrutan de géneros como el post-rock o el hardcore más atmosférico. Su directo, bien equilibrado sobre estas dos referencias en temas como “Cemetery”, “Drive”, “Baby Seal” o “Sugar Dragon”, centró nuestras miradas en la destreza de Stefanie con las baquetas y nuestros oídos en su desgarradora voz.

Quizá fueran las pocas expectativas que generan Papa Roach a día de hoy, pero lo cierto es que la actuación de los californianos resultó fresca (todo lo que puede serlo a unos 40 grados) y liderada por un Jacoby Shaddix en espléndido estado de forma. Su etapa chandalera (“Blood Brothers”, “Between Angles And Insects”, “Last Resort”), la más hard-rockera (“Getting Away With Murder", “…To Be Loved” o un "Scars" cantado finalmente en castellano) y los temas más modernos que vienen presentando (“Who Do You Trust?”, “Elevate” o “Not The Only One”) casaron mucho mejor de lo esperado en un repertorio que acabó recordando a Keith Flint en “Firestarter” (The Prodigy) y haciéndonos bailar con “Born For Greatness”.

La nueva esperanza del hardcore tiene nombre propio y cita obligada en el Stage 4. Hablar de Turnstile es hacerlo de ese espíritu old-school perdido en el camino, pero también de la sutileza de Jane's Addiction y la innovación de unos Faith No More. Si ya conoces todo esto también serás consciente del carisma de Brendan Yates, un frontman de los que ya no quedan, y de lo breve de sus conciertos, media hora escasa (incluso recortando su repertorio por culpa de un viaje de última hora) en la que temas como “Drop” “Real Thing”, “Moon” o “Gravity” cayeron como agua del cielo. Nos debéis una.

El peso del primer cabeza de cartel del festival recayó sobre Scorpions, una banda mega-trillada en nuestro país y con muy poco que aportar a estas alturas. Todos los tópicos que arrastra la banda alemana desde que anunciara su (ya) enésima retirada de los escenarios fueron confirmados en una actuación calculada al milímetro pero previsible hasta decir basta. No faltó la controvertida proyección de la bandera española tras sus siluetas, el interminable solo de batería de Mikkey Dee y el karaoke en el que han convertido "Still Loving You" y "Rock You Like A Hurricane", y solo en medio de todo esto, logramos disfrutar de cortes algo menos sobados como "The Zoo" o "Blackout".

Nunca sabremos cuál fue la verdadera razón que nos privó de tener a Chevelle por primera vez en España. Aunque muchas de las críticas han ido dirigidas al festival una vez más, que uno de esos grupos con claro mercado americano decida cruzar el charco para hacer tan solo un par de fechas europeas siempre es sospechoso. Para ahogar las penas (en alcohol), los Turbojugends nos daban la bienvenida al mundo Turbonegro, una fiesta asegurada que a pesar de abrir fuego a lo grande con “The Age Of Pamparius” se vio ensombrecido por los acoples y problemas en el micro de Tony Sylvester en este primer tramo. Algunos de sus tics más característicos también dejaron de resultar novedosos hace tiempo repitiéndose cada noche, pero como si esto no fuera con ellos y al ritmo de clásicos como “All My Friends Are Dead”, “I Got A Knife” o “I Got Erection”, y alguna que otra novedad fija en sus repertorios (“Hurry Up & Die” o “Hot For Nietzsche”) los noruegos cerraron la jornada ofreciendo lo que se espera de Euroboy y compañía.


SÁBADO 29
Al igual que en otras ediciones (muchos recordarán aquella en la que Skindred puso el recinto patas arriba nada más comenzar), la fusión de estilos fue la protagonista del arranque del sábado con los austriacos Kontrust. Declarado por Agata como el concierto más caluroso en la historia de la banda (mira que este tipo de comentarios me resultan cada vez menos creíbles, pero me temo que esta vez tenían algo de razón), el suyo fue un concierto divertido en el que destacaron, por encima de todo, sus temas más desenfadados (“Adrenalin”, “Hey DJ” o “Bomba”). Entiendo que un sexteto ataviado al más puro estilo tirolés y que mezcla crossover, nu-metal y folk de manera cómica no sea lo más trascendente del mundo, pero era lo que el cuerpo pedía en este momento.

En el escenario principal y sus cotizadas plazas de sombra nos esperaban Red Fang. El caso del cuarteto de Portland no deja de ser peculiar, si bien “Whales And Leeches” pareció convertirles en los próximos Mastodon, “Only Ghosts” tuvo una respuesta más bien tibia devolviéndoles a la segunda división de la escena stoner/sludge. A juzgar por su puesta en escena y esa actitud sencilla y bonachona esto no quita el sueño a una banda que tan solo se preocupa por ofrecer un show creíble. En él no faltaron “Blood Like Cream”, “Prehistoric Dog”, o su nuevo single, un “Antidote” que sigue sin convencernos demasiado. Eso sí, el videoclip es de obligado visionado.

Un enorme telón con la preciosa portada de “Feral Roots”, su última referencia, nos recibía en el segundo escenario para comprobar el gran momento en el que se encuentran Rival Sons. Tras su exitoso paso por el último Mad Cool, el blues rock liderado por Jay Buchanan llegaba al Download para convencer a un público menos clásico de lo habitual y dividido entre los que presenciaron una de las actuaciones más exquisitas del fin de semana y los que echamos en falta un poco más de ritmo. No obstante, poco se puede reprochar a un set que tuvo sus momentos álgidos en “Electric Man”, y “Back In The Woods” o “Shooting Stars”, novedades que se postulan como futuros clásicos en el prometedor porvenir de la banda.

El segundo plato principal del día llegaba con claro sabor vikingo. Resulta curioso ver como este relevo generacional coincide con la etapa menos interesante de Amon Amarth, aunque observando otros casos parecidos como los de Volbeat o In Flames esto no sea ya ninguna novedad. Las cifras comerciales de “Berserker” y su faceta más convencional dan la razón a una banda que se basta de dos o tres temas resultones como “Crack The Sky” o “Raven´s Flight” para seguir reinando al ritmo de “Deceiver Of The Gods”, “Guardians Of Asgaard” o “Raise Your Horns”. Lo visual está ya casi por encima del cancionero, y a pesar de que el fuego, ese impresionante casco con cuernos en el que embutieron a Jocke Wallgren y la lluvia de chispas final sean de lo más atractivo, la pelea de espadas que ofrecen dos figurantes vestidos de vikingo restan credibilidad a un show cada vez más artificial.

Ver a Stone Temple Pilots con la voz de Jeff Gut, famoso por su participación en la versión estadounidense de “The X Factor”, no era lo más excitante de esta franja de la tarde. Por ello, y a pesar de las prisas, optamos por degustar el espeso final de Will Haven y el exótico menú de las niponas Lovebites, un power-metal muy potente que sin embargo olvidó casi todas las virtudes del género. La unanimidad (positiva) que desató STP y lo intrascendente de estas últimas confirmó que nuestra ruta había tomado el camino equivocado.

29 de junio de 1999. Nueve enmascarados con monos de color rojo lanzaban uno de los debuts más incendiarios de aquella escena nu-metal que no tardarían en traspasar. Veinte años después Slipknot han perdido miembros originales, su anonimato y parte de esa locura que los hizo únicos. Sin embargo, una década sin pisar la capital y su regreso discográfico en forma de “We Are Not Your Kind” eran motivo suficiente para encabezar una de las jornadas del Download y convertirse en la razón fundamental para que muchos volvieran a pisar la Caja Mágica. Tras un ligero retraso en el horario previsto subía el telón sobre el que hordas de fanáticos habían quedado absortos desatando la locura. “People=Shit” y “(sic)” eran la banda sonora de una marea humana que colmaba uno de sus deseos de juventud. Este inicio espectacular no tardó en dar paso a "Unsainted", un adelanto que evidencia el increíble estado vocal de Corey Taylor pero un claro sabor a Stone Sour en su estribillo. La dinámica de esta parte central subió gracias a cortes como “Before I Forget”, “Psychosocial” y un “The Heretic Anthem” que convirtió el five en cinco, y bajó por culpa del binomio “Prosthetics”/“Vermillion”, un coitus interruptus del que iríamos despertando con “Duality” y acabara volando por los aires gracias a “Spit It Out” y “Surfacing”. Un repertorio inamovible respecto al inicio de gira acabó dejando el aniversario de su primer disco en una simple anécdota.

La despedida de Berri Txarrak logró desbancar a Leprous en este complicado solape. Mientras que a los noruegos tendremos la posibilidad de verlos de nuevo en otoño, la de hoy era una cita especial para todo aquél que en algún momento haya sentido la carrera de Gorka y compañía como suya. La nostalgia y un sonido impecable fueron las dos notas predominantes de uno de los mejores conciertos que recordamos del trío (y los contamos por decenas). El esclarecedor "Jaio.Musika.Hil" (perfecto resumen de su estilo de vida) abría la veda a viejas canciones como "Ikasten", "Ez dut nahi" o "Betiko leloaren betiko leloa", y a otras muy poco trilladas como "Espero zaitzaket" y "Dortoken mendean" en un bloque inicial que pareció agradecer al fan de toda la vida seguir ahí. "Oreka" anunció un último concierto en Madrid (Wizink Center, 9 de noviembre) e hizo sonar el estribillo de "Toro" (El Columpio Asesino), mientras que para la segunda mitad no se olvidaron de clásicos como "Denak ez du balio", "Zertarako amestu" y "Oihu", confirmando que el adiós de la banda llega en su mejor momento. Hasta la vista. Ikusi arte.

Como ya sucediera en la edición anterior con Carpenter Brut, la electrónica volvió a ser tendencia en este final de jornada con Perturbator. La del francés James Kent es una propuesta menos comercial (su pasado como guitarrista en bandas de black metal le delata) que lejos de apoyarse en los típicos elementos visuales del synthwave centra el show en claustrofóbicos cortes como “Neo Tokyo” (“The Uncanny Valley”, 2016) o “Vantablack” (“New Model”, 2017), un vendaval que nos golpeó a base de sintetizadores, oscuros teclados y la influencia industrial de un batería incansable.


DOMINGO 30
La jornada del domingo arrancó con un pequeño cambio de horarios (seguramente originado por la actuación de Tool) que afectó a la distribución de los escenarios secundarios y el concierto de Bones Of Minerva. A las madrileñas les tocó bailar con la más fea. Aunque su propuesta nos parece de lo más personal, es complicado zambullirte en este post-rock/metal de corte hipnótico y pasajes oníricos en unas condiciones tan opuestas a las que evoca su música. Aún con ello, pueden decir que han abierto un Download celebrando el cumpleaños de su bajista Chloé. ¡Que les quiten lo bailao!

Fieles a nuestra opinión sobre los grupos tributo, optamos por darle una oportunidad a nothing,nowhere. frente a Brass Against. Como era de esperar, esta mezcla de sintes, rap meloso y ligeros toques de trap atrajo al público más joven y a algunos indecisos que vieron que todo el troleo en redes no era para tanto. Lo que no sabemos es qué debió pensar Joseph Edward al ver que Bala probaba sonido a escasos metros y en pleno “Nevermore”, uno de sus temas estrella. Esto tampoco tuvo que ser plato de buen gusto para Anxela y Violeta, dúo de gallegas que rompieron el standby en el que se encuentran actualmente para ofrecer en este cuarto escenario su único concierto ibérico de 2019, un show dedicado a todas las mujeres. El gatillo fácil podrá apuntar la bala hacia The White Stripes o Royal Blood, pero su stoner alternativo y garajero tiene la suficiente personalidad como para sobrevolar por sí mismo.

De una de las promesas de nuestra escena (aunque su triunfo fuera ya es evidente) a toda una realidad. Que Toundra sea uno de los reclamos del escenario principal no es ninguna casualidad, como tampoco lo es la comunión que logran conseguir en temas como “Cielo Negro (Black Sky)”, o “Cobra” y “Tuareg”, de un “Vortex” que va camino de convertirse en otro de sus discos más celebrados. La imagen desenfadada de la banda, con un Esteban pletórico y las pastillas de la guitarra de Maca agradeciéndonos de forma robótica esta espléndida acogida, contrasta con la seriedad del post-rock instrumental y es otra de esas facetas por las que no puedes dejar de quererles.

El ajuste de horarios del que hablaba nos permitió “disfrutar” un ratito de Soulfly y las intermitentes rachas de viento que trajeron el mal olor al Main Stage 2. No, no eran las rastas de Max, sino la famosa depuradora que este año solo acabó afectando a algunos puntos de este escenario y en momentos muy puntuales. Hay que reconocer el afán de los Cavalera por defender “Ritual”, último trabajo de los brasileños que ocupó buena parte de su repertorio, pero ni estas ni clásicos como “Prophecy” o “Tribe” nos hicieron vibrar como antaño. Cualquier tiempo pasado fue mejor.

No debo ser el único al que la imagen de Jason Aaalon Butler nada más salir al escenario, encapuchado y ataviado con un mono de presidiario, recordó a la de Rage Against The Machine en aquél Electric Weekend en alusión a los presos de Guantánamo. Cualquiera que haya visto en Fever 333 uno de los descubrimientos de la temporada podía intuir la que se nos venía encima, tema(zo)s como “Burn It”, “Made An America” o “One Of Us”, y un show caótico y demencial, pero no la intensidad que logra mantener el trío a lo largo de toda su actuación. Los monitores y un depósito aparcado al lado del escenario fueron las víctimas perfectas de un ex-Letlive perfectamente complementado por Stephen Harrison y Aric Impronta, otro par de animales sobre el escenario. ¿Qué más da que lleven partes pregrabadas cuando lo que tienes delante es uno de los directos más originales y adictivos que puedes ver actualmente?

La solvencia es algo incuestionable cuando hablamos de Architects, una de esas pocas bandas que sigue avivando la llama del metalcore con una fórmula cada vez más personal. Sin embargo, el sonido tan saturado y un repertorio poco preocupado en mirar más allá de "All Our Gods Have Abandoned Us" y "Holy Hell" restó puntos y gancho a la que debería haber sido una de las actuaciones del día.

Precisamente de esto anduvieron sobrados Sum 41, quienes antes de salir a escena tenían al público comiendo de su mano y cantando los temas de Metallica, System Of A Down o Papa Roach que eligieron para amenizar la espera. Hace ya varios años que la resurrección de Deryck y el regreso del hijo pródigo (Dave Baksh) recondujeron la carrera de la banda hacia el camino correcto, pero ni el mejor de nuestros presagios esperaba un concierto tan perfecto como el que ofrecieron los canadienses. Actitud, precisión y un repertorio que combinó perfectamente sus clásicos más jeborros y adictivos ("We´re All To Blame", "The Hell Song", "Fat Lip") con algunos de sus últimos singles (sorprendentemente coreados "Walking Disaster" y "Fake My Own Death") se aliaron para quitarnos algunos años de encima. El de Sum 41 es uno de los mejores tratamientos revitalizantes que puedes recibir hoy en día.

La estrella de siete puntas que había presidido el Main Stage 1 durante toda la jornada se encendía al son de un pequeño latido. "Ænema" dejaba fluir sus primeras notas sin ningún tipo de aviso ni cuenta atrás haciendo vibrar a Madrid trece años después de la última vez. La figura de Maynard James Keenan se sitúa al fondo del escenario haciendo que sean solo las pantallas frontales las que filtren su oscura silueta y apenas dejen entrever esa cresta mohicana (si tampoco hay fotos es por otra rareza de la banda). El aura y la mística que han convertido a Tool en un grupo de culto tiene sus inconvenientes, no cabe duda, pero también es una de las razones por las que el público levita al ritmo de "The Pot" o "Parabola", las siguientes en caer. Aunque parezca mentira, su esperado nuevo disco es una realidad. "Descending" e "Invincible" hacían detener aún más el tiempo para un público deseoso por recordar todos los detalles posibles de dos de los temas que supuestamente irán incluidos en dicho trabajo. Nunca me ha gustado escuchar canciones de esta manera, y mucho menos con un grupo de tal magnitud y complicada asimilación, pero al menos confirmaron que Tool seguirán siendo Tool. En medio de todo ello, "Schism" desprendió magia e "Intolerance" el lado más humano de una banda de otro planeta.

Con el riff estratosférico de "Jambi" alcanzamos el clímax sónico, aquél que solo se consigue cuando este es perfecto y se ve acompañado de un aspecto visual de lo más envolvente, iniciando uno de los viajes más imponentes que ofrece la banda. "Forty Six & 2" y "Vicarious" hacían pellizcarse a alguno creyendo que lo que estaba viviendo no era real. Tan real como "Stinkfist", un momento mágico que tan solo una banda como Tool puede llegar a reproducir.


Fotos: Download Festival Madrid

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