PELÍCULAS

Óscar trabaja en una salina andaluza como guardia de seguridad. Su solitario trabajo refleja a la perfección su monótona existencia, pero todo cambia cuando un día al ir a visitar como de costumbre a su abuelo enfermo a la residencia donde reside, le comunican que éste ha sido trasladado al hospital. Además, en la residencia, le avisan de que han avisado a su hermana puesto que ésta solía llamar con frecuencia, mientras que Óscar no sabía nada de ella desde hacía dos años.

La mitad de Óscar es una película intimista como pocas se hayan visto en el cine español, donde los silencios y sus cuidadas imágenes soportan la parte más importante de la película. Por eso para disfrutar de La mitad de Óscar hay que saber mirar más allá de sus largos planos, a veces excesivamente largos, y sus hermosos fotogramas. También hay que saber valorar los silencios que destapa la ausencia de música.

Si algo le falta a La mitad de Óscar es trascendencia. A pesar de las sorpresas que guarda el guión y de todas las virtudes antes descritas, es un film que por un lado sorprende por fresco en el panorama español, pero cuya historia quizás no deje el poso necesario para permanecer en la memoria del espectador una vez abandonada la sala.  

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