CRÓNICA

Chaos Over Europe Tour
Kreator, Caliban, Eluveitie, Emergency Gate
29 de Enero de 2009 por Javier Jimenez Sala Heineken, Madrid 2960 lecturas

Texto: Javier Jiménez
Fotos: Javier Jiménez

El conflicto de las salas que asalta Madrid desde hace unos meses se cebó esta vez con el Chaos Tour Over Europe, lo que obligó a cambiar de localización en el último momento pero no evitó que disfrutáramos de un espectáculo de metal en toda la regla con Kreator, Caliban, Eluveitie y Emergency Gate sobre las tablas y sus fieles huestes al pie del cañón. Fueron éstos últimos, sin duda, los fieles, con sus ganas y su energía los que ayudaron a sobrellevar a las bandas las decenas de problemas de sonido que sufrieron a lo largo de todo el espectáculo, que provocaron más de un mosqueo tanto arriba, como en el foso.

Vicisitudes de la vida, llegamos con el concierto ya comenzado, justo cuando Emergency Gate estaban terminando su actuación. Pese a que no dispusimos de mucho tiempo, todo parecía indicar que no eran nada del otro jueves, con una fórmula más que sabida ya de death metal melódico de estribillos faltos de fuerza y un sonido bastante mejorable.

Tras poco más de cuarto de hora de cambio y pruebas de sonido que permitieron descubrir la multitud de instrumentos que utiliza la banda suiza, que van desde la flauta a la gaita, pasando por el violín y la zanfoña. Eluveitie empezaron arrollando con su death metal de raíces celtas a la primera de cambio, sin concesiones, tras una intro de escasos segundos, lo que pilló a parte del público por sorpresa. Daba la sensación de que el grupo era una de las mayores atracciones para bastantes de los presentes, sobre todo porque buena parte de ellos coreaban la mayoría de los temas, mientras que el resto del público se unía poco a poco a la oscura fiesta celta en la que sólo faltaba hidromiel y sobraban acoples, pitidos y problemas con micros y monitores. Temas como “Gray Sublime Archon” o “Bloodstained Ground” sonaron potentes y muy compactos, pero donde sin duda se ganaron al público fue con “Inis Mona”, que puso una media sonrisa en muchos de los que no estaban saltando ya en la parte frontal. Sin embargo, esta alegría contrastaba con la cara de los músicos, que intentaban por todos los medios, apretados como podían en un escenario donde a veces había hasta 3 flautas sonando al unísono, sacar adelante un concierto que dejó un muy buen sabor de boca en el respetable, muchos aplausos y un bajista muy cabreado.

Varios minutos después llegaron a escena unos asiduos de la capital, Caliban, quienes quizá chocaran un poco con el espíritu un tanto más clásico del evento, pero que tenían unos cuantos fieles mezclados entre la multitud. Bien es cierto que tuvieron bastantes problemas técnicos y que estos alemanes sobre el escenario son correctos, pero sus canciones abusan tanto de los breakdowns y de los estribillos melódicos que terminan aburriendo bastante. Su actuación fue básicamente un repaso a su último “The Awakening”, con escasas excepciones, y no fue hasta “Life is too short” y un previsible wall of death (que chocó con un público poco acostumbrado a tales lides) que la cosa conseguiría animarse un poco, Andreas Dörner llegó a separar el pié de su monitor e interactuó algo con el público, llegando incluso a mezclarse con las primeras filas posteriormente. Con un gran derroche de Marco Schaller al bajo, “I will never let you down” o “My time has come” arrancarían algún que otro tímido canturreo de los presentes, pero los fallos en los monitores y lo poco que se oían las melodías que salían del micrófono del guitarrista Denis Schmidt enturbiaron bastante el resultado del concierto de la banda, que terminó con “Stop running” y con los músicos apiñados en la parte izquierda del escenario, ya que era el único lugar donde podían escucharse.

Lo de Kreator es impresionante, pese a llevar 27 años, que se dice pronto, siguen arrasando en escenarios de todo el mundo con unos niveles de energía que ya les gustarían a muchos. Además, su rápido thrash consigue aunar todo tipo de generaciones en un mismo lugar y ves desde mayorías de edad recién adquiridas hasta canosas melenas embutidas en pantalones pitillo adquiridos el siglo pasado. Con un cambio de bandas un tanto más largo esta vez y una pantalla que se desplegaba lentamente, “Choir Of The Damned” sirvió como intro, trayendo silencio, expectación y una explosión de energía a la salida de la banda. Ejecutaron “Hordes of Chaos” con guitarras afiladísimas, sobre todo por parte de Sami Yli-Sirniö (brillantísimo durante la casi hora y media de concierto) y mucha potencia por parte de Jürgen Reil a los parches. “Warcourse” sonó atronadora y “Extreme Agression” nos mostró que la experiencia es un grado y Mille Petrozza tiene experiencia de sobra como frontman como para meterse en el bolsillo a cualquier público. “Phobia”, sin duda una de las más demoledoras, fue seguida de “Voices Of The Dead” y de un pequeño discurso de Mr. Petrozza para pedir a todos que se convirtieran en “Enemy Of God” y a, recalcando que era metafóricamente, “Destroy What Destroys You” y así poder degustar su “Pleasure To Kill”.Sin apenas darnos cuenta habíamos llegado prácticamente al ecuador de la actuación y los teutones no habían parado de moverse por el escenario (muy bien ambientado con proyecciones) ni un momento. Pidiendo encarecidamente al público que no se cortaran en hacer un mosh pit llegaron “People Of The Lie” y “Coma Of Souls”, momento que aprovecharon para que sonara la instrumental “The Patriarch” y poder así relajar los músculos brevemente para el apretón final que consistió en encadenar la potente “Violent Revolution”, seguida de “Terrible Certainty” y “Betrayer”, llegando así a un pequeño descanso. A estas alturas de la película nuestro querido frontman se empezaba a poner un tanto pesado con sus diatribas, pero el público disfrutaba de ellas y así “Amok Run” y “Riot Of Violence” entraron en escena, junto con una participación algo más activa de Christian Giesler, dos velocidades por debajo del resto de la banda aunque su ejecución con el bajo fuera terriblemente precisa. “Flag Of Hate” fue el petardo final de la traca, el que más coreó la gente, por supuesto y el que tras la clásica “Tormentor” ponía fin a una noche de metal de lo más atropellada.

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