CRÓNICA

Nightwish + Pain
Nightwish, Pain
14 de Abril de 2008 por Jairo Ramos Sala Razzmatazz, Barcelona 2208 lecturas

Crónica: Jairo Ramos
Fotos: Pain, Nightwish

Era el gran día. Por fín, tras casi tres años desde la última visita de Nightwish por tierras catalanas, el grupo finlandés regresaba a la ciudad condal. En la mente de todos los presentes una pregunta: ¿cómo afectaría al grupo el cambio de vocalista?

Tras muchos meses de polémicas, búsqueda de nueva cantante, descalificaciones varias y todo un compendio de acontecimientos más propios del papel couché que del metal (de hecho, en Finlandia la rutura de Tarja con Nightwish tuvo su espacio en las revistas del corazón), Tarja actuó en solitario en Barcelona, ofreciendo un recital puramente operístico para posteriormente lanzar un disco roquero, pero con más influencias folk y clásicas que metaleras. La primera incognita de la ecuación estaba despejada. Solo quedaba ver qué sucedía con Nightwish.

Pues bien, tras el concierto del pasado día 14 de abril, todas las piezas vuelven a encajar en el actual puzzle / universo musical.

No obstante, antes de hablar de la actuación y actual situación de Nightwish, hablemos de Pain, o lo que es lo mismo, el proyecto en paralelo de Pete Tägtgren (Hypocrisy) que tuvo la oportunidad de abrir el concierto.

Sin duda, buena parte del aforo de la sala Razzmatazz tenía mucho interés o había venido exclusivamente a ver a Pain, pues sus dos últimos discos, que son una especie de legados del buen hacer para el metal industrial, han hecho que Pain posea una underground pero nutrida base de fans. De esta forma, ya con la presencia de los teloneros en el escenario el ambiente era magnífico.

Si bien es cierto que la banda perdió un poco el interés en el cuerpo central de su actuación, el inicio y sobretodo el final, fueron apoteósicos. El excelente directo del grupo (sonaba incluso mejor que en su versión de estudio) tuvo un inicio fulgurante con la interpretación de “Same Old Song” o “Eleanor Rigby”, coreadas por los asistentes. Después, alternaron temas potentes con temas bastante espesos y densos que se atragantaron, de modo que su actuación se espesó. Pero justo cuando empezaban a resultar algo cansinos, sacaron toda la artillería pesada: “Just Hate Me”, “On and On” y “Shut Your Mouth”. De nuevo, el público se encendió, se animó la sala y la locura por parte de Tägtgren, Husgavfel, Tallin y Sebastian acabaron por encumbrar una actuación que por momentos rozó lo tedioso.

En resumen: Pain posee un directo estupendo y un set list que bien jugado, puede convertir buenos conciertos en momentos inolvidables.

Tras Pain y una larga espera (que tal vez el cansancio hizo más larga) llegaba el turno de Nightwish. Una cosa estaba clara: el cambio de cantante había reducido su potencial de convocatoria. Razzmatazz estaba llena, seguramente podrían haber llegado otra sala igual, pero nada que ver con la anterior actuación cuando colgaron el “no hay entradas” en el pabellón olímpico de Vall d’Hebrón.

Sin excesiva parafernalia, el grupo salta al escenario, entre ellos la nueva cantante: la sueca Anette Olzon. El grupo se arranca con una especie de declaración de intenciones: “Bye Bye Beautiful”. Es una canción que muestra la evolución del grupo hacia temas menos épicos; menos ópera y más rock, y donde Anette muestra sus mejores cualidades. Es cuestión de gustos y supongo que el lector tendrá que perdonar la inevitable subjetividad del que suscribe, pero me llevé una tremenda decepción. El sonido del grupo es increíble, casi perfecto. La voz de Anette sonaba bastante bien, pero había algo que no encajaba. ¿Dónde había quedado la elegancia escénica de los “viejos” Nightwish? Sin lugar a dudas, el glamour y la clase de Tarja se habían perdido y aquella madurita sueca de buen ver, vestida como cualquier adolescente que no se aclara si es gótica, emo, punky o qué, no ayudaba en absoluto. Pero habiendo dicho esto, debo reconocer que Holopainen y compañía han llevado a cabo un movimiento estratégico inteligente: otra Tarja habría supuesto no romper realmente con el pasado. Necesitan a Anette para avanzar (para bien o para mal).

Por lo tanto, definitivamente podemos hablar de la separación total y absoluta de Nightwish y Tarja Turunen: el grupo ahora es más grupo y la diva, ahora es más diva. Tal vez sea lo mejor.

Pero basta ya de milongas y análisis en clave de marketing. Musicalmente, el concierto careció de la espectacularidad y elegancia de la última gira, pero musicalmente fue tremendo.

La explosión de guitarras que prosiguió a la introducción de presentación sonaba perfecta. Metal en estado puro y riffs increíbles que se apoyaban en una base rítmica impecable para recrear la mejor versión de Nightwish. La banda se centró en el sonido más directo y “alegre” de su último trabajo, dejando los temas clásicos casi para el olvido y tocando los hits de su millonario disco “Once”.

Así, cabe destacar la interpretación de los temas más recientes, como “Whoever Brings the Night”, “Amaranth” o “The Poet and the Pendulum”, en los que Anette Olzen brillaba a la altura del resto del grupo. En cuanto a los temas rescatados de “Once”, Anette logró cumplir con las expectativas, si bien los temas sonaron novedosos: menos épicos y más directos, con cierto toque de inocencia. Aunque personalmente prefiero que canciones como “Nemo”, “Dark Chest of Wonders” o “I Wish I Had An Angel” sigan sonando tal cual fueron concebidas.

La parte instrumental de Nightwish estuvo toda la noche al mismo altísimo nivel, pero Anette no llegó a lo esperado cuando se tuvo que enfrentar a los viejos clásicos del grupo. “Dead to the World” era como un muro para la interpretación de Anette y “Wishmaster” sencillamente se vio reducida a chiste con el constante quiero y no puedo de Anette, que dicho sea de paso, todavía no llena un gran escenario con la soltura y serenidad de Tarja Turunen.

Como diría Freddy Mercury, el show debe continuar, y eso es lo que hacen Tarja Turunen y Nightwish. Nada volverá a ser igual a tenor de lo visto y aunque eso no tenga por qué ser malo, creo que los viejos Nightwish poco a poco desaparecerán, quedando resumidos, como en esa noche del 14 de abril de 2008, a un par de canciones reinventadas. Por suerte, mientras Holopainen, Vuorinen, Hietala y Nevalainen sigan siendo tan buenos en directo, valdrá la pena pagar por ver en directo a Nightwish.

COMENTARIOS

1 Comentarios

  • #1
    USER_AVATARel 22 de Abril de 2008
    jai_lp


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